"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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Amor Vasco

AMOR VASCO Publicado por Editorial equinoccio 2017- Publicación Diario Los Andes en ESTILO – Aguante la Ficción 2017) Hubiera querido decirle… Pero no pude hacerlo. Lo vi partir aquella víspera demasiado enojado y acalorado. Ocurrió cuando volviendo él de Bilbao, me pidió casamiento… Sin ilusiones, sin emociones visibles. Así yo no deseaba mi futuro incierto. Tampoco estaba segura de amarlo. Todo comenzó al conocerlo aquella tarde, cuando descendía del Euskotran, y volvía de visitar a mi prima Begonia de Álaba, enferma de leucemia. Estaba muy cansada y triste, mientras caminaba por el mirador del monte Igueldo, apoyándome de tanto en tanto en su pretil de piedra. Me quedé atrapada avistando la Bahía de la Concha, con su paisaje magnético y las luces del horizonte reflejadas en las aguas muy azules del Cantábrico, algo inquietas por la brisa vespertina de una tarde ya agonizante. Él circulaba en sentido contrario caminando demasiado rápido mientras buscaba ansioso, en su portafolios unos papeles escritos, apuntes necesarios para estudiar su examen. Nos atropellamos desprevenidos, cayendo y rodando por el piso lastimándonos algunos sitios del cuerpo. Me miró molesto con su ceño fruncido y malhumorado, mas al notar mi rostro con expresión de sorpresa y dolor, comenzó a reír mientras yo me incorporaba con dificultad. Me ayudó de inmediato al propio tiempo se presentaba. Le dije mi nombre, pero insistiendo en aliviarme, me invitó a tomar algo fresco. Nos contamos varios aspectos de nuestras vidas, y creímos conocernos desde siempre… “De otras reencarnaciones”, según me dijo. Eso me sorprendió, pues lo creía más pragmático al enterarme que era estudiante en Deusto de Económicas. Sucedió todo demasiado rápido ese verano caluroso y no me di cuenta cuando sus palabras hablaban de unir nuestros destinos para siempre. Dentro de un estricto marco de respeto, en nuestra intimidad solo hubo caricias y algunos escasos besos… Pues su amatxu, le había educado rigurosamente. Ella, había nacido en Santurce, Vizcaya, en una familia humilde pero muy católica con costumbres encasilladas en el paradigma del nacional catolicismo de la dictadura española, con una moral estricta y poco dispuesta a los cambios. Gorko había asumido esa actitud familiar. Al llamar mi tía Almudena esa trágica mañana, anunciando el fallecimiento de Begonia, tuve que viajar y esa noche cálida pero sin luna en una Álaba que me figuraba deprimida, Pierre me encontró llorando en la plaza esquinada a la casa velatoria, ofreciendo su compañía. Trató de consolarme desde sus ojos verdes. Su conversación y acento francés me cautivaron mientras mi triste soledad entregaba mi alma. Mi cuerpo debilitado, se ofreció casi inconsciente al amor envolvente de caricias, palabras y deseos ávidos de ser satisfechos. Pierre fue tan fugaz que quedó en mi vida, como un bálsamo … como un calmador de penas Ya en San Sebastián, en los meses que siguieron, durante mi estancia en casa, el tiempo se fue inundando de llamadas telefónicas, mensajes de texto y whatsapp de Gorko. Yo le correspondía y entusiasmaba como siempre. Creí ingenua que el tiempo y la distancia, opacarían sus intereses. Sin embargo algo sorprendente me impactó. Un mensaje en mi teléfono móvil fue tan rotundo que me dejó perpleja… En horas vendría desde Bilbao para su proposición inevitable. Una vez frente a él, mis pensamientos se unificaban en la seguridad de que no lo entendería…. Tampoco lo merecía. solo pude balbucear mi negativa contundente. Me negué también a las explicaciones, porque no existirían en su razón, no interesarían para él… ni siquiera, eran revelables para mí. Giré, soltando mis manos de la baranda del balcón desde donde lo veía partir. Procuré ingresar a mi dormitorio, para recostarme y tratar de encontrarle sosiego a mi corazón angustiado y agolpado en mi pecho. “Ay, Arantxa, ay… ¿Qué será de ti?”, me dije aturdida. El sentir de mi pobre corazón pretendía respuestas que mi cerebro no conocía. Mi alma desolada tampoco podía contestarle… solo podía estar ligada intensamente mientras esperaba, a un amor. Al único amor que en essos instantes latía fuertemente y al abrigo, en el interior de mi vientre… en la completud de lo palpitante y contenedor. Renée Escape

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